domingo, 7 de septiembre de 2014

¡Hasta pronto, El Salvador!

Esto de tener un blog no es lo mío. Es difícil para mí mantenerlo actualizado, pero por aquí estoy de regreso.

Sólo horas me separan de Chicago, Illinois. No estoy nervioso, no. Emocionado, sí. Triste, quizás un poco. Será poco tiempo en realidad, así que por eso es un "hasta pronto".

Todo el mes de agosto y los primeros días de septiembre han sido muy ocupados. Lo bueno es que cumplí los planes de mi último post. Gracias a las invitaciones de amigos he podido salir y visitar lugares que no conocía, como la Ruta de la Flores y El Puerto de La Libertad (yo, viviendo en La Libertad, no conocía el puerto remodelado. ¡Qué ironía!). Así que estos últimos días en el país han sido muy productivos. Me he reencontrado con amigos y amigas que no veía hace mucho tiempo, sólo para despedirme, jaja, pero ha valido la pena.

El martes 2 de septiembre, conocí a dos salvadoreños que estudian en la misma universidad a donde yo llegaré. Miguel y Lucrecia son dos jóvenes pudientes, pero muy, muy buena onda. Amables y amigables, me ofrecieron su ayuda y me dieron sus consejos. Hasta siento que una vez allá, me va a costar menos adaptarme gracias a ellos.

No faltó la pupusiada familiar, por supuesto. Ayer, sábado nos reunimos y mi tía tuvo la fantástica idea de que todos los invitados, amigos y familiares, dijeran algo alusivo a mi partida. Eso significo que yo también tenía que hablar en frente de todos, estuvo bien, pero hubiese preferido no hacerlo, jeje. Menos mal que mi amiga, Jocelyn, ya se había retirado para ese entonces.

Lo más difícil del día de ayer fue despedirme de Juan. En el hospital, luego de un largo tiempo, con poco intercambio de palabras, me abrazó y lloró. Lo único que podía decir era "Juan, no te pongas así", quería llorar junto a él, pero no pude. Después, di gracias por mi incapacidad de llorar en esas circunstancias porque debía mostrarme fuerte frente a él. Juan... Espero esa no haya sido la última... Mañana, no sé si lloraré, mi abuelita posiblemente consiga que me salgan lágrimas, pero a veces mis ojos parecen secos, secos como piedras.

Mi vuelo sale a las 12:50 pm. así que nos iremos de la casa a las 9:00 am. Estoy a punto de hacer el check-in electrónico para ahorrar tiempo en el aeropuerto. Ya empaqué, estoy tranquilo. Todo va a salir bien. Espero que tenga un asiento de ventanilla.

Pronto empezarán nuevas aventuras, emocionantes experiencias, inolvidables amistades y un sinfín de acontecimientos que espero con grandes ansias y con el mayor optimismo.

Gracias por leer.

May the odds be ever in your favor.

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